Como profesor universitario, escribo los programas de estudio de mis cursos. Estos incluyen una lista de objetivos, los requisitos de la clase y los estándares con los que se evaluará a los estudiantes. Un estudiante puede obtener una buena calificación si cumple con los requisitos del curso y hace un trabajo de calidad. Pero si entrega el trabajo tarde, plagia o no se presenta a clase, hay consecuencias.
En cierto modo, el libro de Deuteronomio es como un programa de estudio para Israel. Dios delineó claramente Sus expectativas para la nación en el corazón del libro (capítulos 12–26). En los capítulos 27 y 28, Dios describió las bendiciones y las maldiciones que Israel experimentaría dependiendo de su fidelidad al pacto. Ayer, reflexionamos sobre algunas de las maldiciones. En Deuteronomio 28, Moisés describe las bendiciones.
Imagina lo que más desearías en la vida: hijos sanos, comida y refugio abundante, paz frente a los invasores extranjeros y un gobierno estable y justo. Dios le prometió a Israel todas estas cosas si le eran fieles. Ellos tendrían cosechas abundantes, graneros llenos y familias saludables (vv. 3–8). Recibirían la lluvia necesaria en el momento adecuado para evitar la hambruna (v. 12). No tendrían que temer a sus enemigos (v. 7).
La razón de la bendición de Dios era lograr uno de Sus objetivos para Israel. Israel fue llamado a ser una bendición para las naciones (Génesis 12:3). El deseo de Dios era que “todas las naciones de la tierra te temerán al reconocerte como el pueblo del SEÑOR” (Deuteronomio 28:10). Israel debía señalar a la gente al Señor.
Como seguidores de Jesús, hemos recibido “toda bendición espiritual en Cristo” (Efesios 1:3). Al igual que Israel, la razón por la que somos bendecidos es para señalar a la gente lo que el Señor ha hecho, “porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efesios 2:10).
- ¿Cuáles son las bendiciones que Dios te ha dado? ¿Cómo puedes usarlos para señalar a otros lo que Dios ha hecho?
Ora con nosotros
Señor Jesucristo, danos fuerza para perseverar en la fe e infunde en nosotros el deseo de obedecer Tu Palabra. Haznos un pueblo digno de morar en la Tierra Prometida, Tu reino.
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