En la antigüedad, los leones y osos eran protagonistas de historias tanto simbólicas como realistas. Los leones, especialmente en culturas antiguas, eran símbolos de poder y fuerza, y eran a menudo asociados con la realeza o la naturaleza salvaje. Los osos, por otro lado, eran venerados o temidos, dependiendo de la cultura, y muchas veces se consideraban símbolos de protección.
En 1 Samuel 17:32–37, encontramos a David, un joven pastor, que se ofrece valientemente como voluntario para luchar contra el gigante Goliat (v. 32). Cuando el rey Saúl expresa dudas, David relata sus experiencias pasadas: “Si este siervo suyo ha matado leones y osos, lo mismo puede hacer con ese filisteo incircunciso, porque está desafiando al ejército del Dios viviente” (v. 36).
La confianza de David no se basaba en su fuerza física ni en sus habilidades, sino en su fe en Dios. Ya se había enfrentado a depredadores mortales —leones y osos habían amenazado a su rebaño— y salió victorioso porque confió en la fuerza de Dios. Estas experiencias fortalecieron su fe, preparándolo para el desafío definitivo: enfrentarse a Goliat.
Las acciones de David nos enseñan que Dios puede usar nuestras pruebas para prepararnos para batallas futuras. Cada león y oso que enfrentó David fue un paso en su camino espiritual, fortaleciendo su fe y valentía. Cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles, por intimidantes que sean, son oportunidades para el crecimiento espiritual. Son el campo de entrenamiento donde nuestra fe se expande y se fortalece.
La victoria de David sobre Goliat no fue un repentino arrebato de valentía, sino el resultado de una fe forjada con el tiempo a través de pequeñas batallas. Nuestras propias trayectorias de fe son similares. Al enfrentarnos a nuestros leones y osos con confianza en Dios, nos preparamos para mayores victorias en el futuro.
- ¿Cuáles son tus propios leones y osos? Puede que no sean depredadores literales, pero son desafíos reales: dificultades financieras, problemas de salud, relaciones rotas o fracasos personales. ¿Cómo podría Dios usar estas pruebas para fortalecer tu fe?
Ora con nosotros
Padre celestial, ¡gracias por el ejemplo de David en la lectura de hoy! Así como estuviste con él en su lucha contra las fieras y luego contra Goliat, confiamos en que estás con nosotros en cada batalla que enfrentamos.
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